Pasar de dar ANTI inflamatorios, anti histamínicos, anti fúngicos, anti bióticos para encontrar la causa y solucionar el problema de fondo.

La Homeopatía no es una consulta, es un tratamiento que consiste en una detallada entrevista enfocando al consultante y al animal  en toda su dimensión, indagando no sólo los síntomas físicos, sino también los estados emocionales y mentales; sus deseos y frustraciones; angustias y miedos. Luego, mediante un trabajo sistematizado de búsqueda, se consigue hallar “un” medicamento individualizado que cubra la totalidad de los síntomas y signos característicos, éste es el “remedio” que produce la curación. La Homeopatía no debe ser mal interpretada como una “cura mágica” o panacea simplista.. Su creador, el Dr. Hahnemann, lejos de ser el promotor de una concepción médica rígida o de una filosofía, fue también un Farmacólogo excepcional, que nos ha legado las claves de una Farmacoterapia efectiva, suave y original, y que ha sido utilizada, verificada y corroborada desde hace más de dos siglos por numerosos médicos. La Homeopatía considera que la naturaleza humana es básicamente creativa, y que el organismo dispone de capacidades autocurativas implícitas. “Es sabido que una fractura cicatriza por sí sola, y, es el médico el que genera las condiciones apropiadas, esto incluye en caso de ser necesario, intervenciones quirúrgicas, cumpliendo el médico una función auxiliar de la Naturaleza”. Los síntomas (incluidos los de carácter psicológico) son interpretados como medios por los que el cuerpo-mente trata de adaptarse (o adecuarse) a diversas agresiones internas y externas, a estas agresiones las denominamos NOXA, y si es cierto que los síntomas son mecanismos de defensa del organismo, el suprimir dichos síntomas constituiría un acto absurdo. Los síntomas son parte de la defensa del organismo, por lo tanto el tratamiento homeopático consiste en ir en el mismo sentido que los síntomas, estimulándolos con micro dosis en lugar de suprimirlos. LAS NOXAS: son influencias, actos nocivos o perniciosos que, al actuar en un terreno susceptible desencadenan trastornos en el individuo. ¿Por qué el tratamiento Homeopático consiste en ir en el mismo sentido que el síntoma? Porque los síntomas son un mecanismo natural de defensa. Sabemos cómo ingresan o cómo se comportan las agresiones que originan nuestras enfermedades, pero a menudo ignoramos cómo “sale desalojada” la enfermedad; y más aún, suele ignorarse que la “enfermedad”, de alguna manera, “sale del organismo”.

Todos los emuntorios (sistemas del organismo para eliminar desechos) son partícipes y la noxa es desalojada por la orina, las heces, la respiración, el aliento, el moco nasal, uretral o vaginal, el conducto auditivo, las lágrimas, los bronquios, el sistema piloso, las uñas, la piel por entero, la temperatura (fiebre), etc. Cuando los emuntorios son “tapados” por una terapéutica intempestiva que limita o inhibe sus manifestaciones, el organismo los crea nuevamente produciendo úlceras, tumores, calculosis, etc. Es por ello que no resulta aconsejable “cortar” la fiebre, la diarrea, el sudor molesto abundante, la fluxión nasal, la tos, etc. Todo esto debe ser controlado y ayudado pero no suprimido, pues en este caso la naturaleza buscará otras salidas de descarga”.

Energía Vital: La energía vital es el sustento de la salud cuando se encuentra equilibrada y de la enfermedad cuando se encuentra desequilibrada.

La energía vital se manifiesta a través de  sensaciones, funciones y acciones por lo tanto para encontrar respuestas hay que apuntar a cómo siente, cómo piensa y cómo actúa, y así encontrar la energía perturbada en estas acciones.

Energía es: la capacidad de un cuerpo, de producir trabajo; es la potencia activa de un organismo. Desde nuestro punto de vista, esta definición parece incompleta, ya que la energía vital va mucho más allá de los límites físicos. ¿Qué es lo que hace que vivamos? ¿Por qué crecemos, por qué nuestras células se reproducen, por qué nacen las flores, por qué envejecemos, por qué “morimos”? : Por la acción de la Energía Vital. Un ejemplo interesante lo vemos día a día en las calles; todos hemos observado cómo las raíces de los árboles pueden levantar y romper una vereda e incluso los cimientos de una casa. ¿Acaso las células de estas raíces son más fuertes que el cemento?, Todos sabemos que las células no son más resistentes que las baldosas y el cemento y sin embargo esta es una muestra del poder de dicha energía vital. No se trata de magia ni de milagros, ni de misterio ni de ocultismo, sino simplemente del fluido de la vida. Existimos gracias a esa energía vital y ella existe en nosotros. Podemos, aunque burdamente, compararla a otra forma de energía como es la electricidad. La electricidad genera luz, la energía vital genera vida; la electricidad necesita de un cable conductor y de un interruptor para emitir luz, la energía vital necesita seres. Cuando esa energía vital se perturba, el cuerpo realiza acciones para restablecer el equilibrio vital mediante síntomas (incluidos síntomas de eliminación de toxinas). A este conjunto de síntomas la medicina convencional los clasifica y les pone un nombre de enfermedad. Es muy importante no olvidar nunca este concepto, para tener siempre claro que no existen las enfermedades por sí solas, existen NOMBRES DE ENFERMEDADES y seres enfermos que presentan síntomas y cuadros sintomatológicos. 

“Nunca he visto una tos por la calle, siempre he visto gente tosiendo”. -Mario Crespo Duberty

La medicina convencional (alopatía), es decir, la que se practica oficialmente, considera enfermedad al conjunto de los síntomas que presenta la persona espontáneamente o descubiertos por el examen clínico y tecnológico, lo cual es un error serio que desde hace más de dos siglos, muchos sabios, investigadores y profesionales luchan por corregir. Con este conjunto de síntomas determinan el nombre de una enfermedad, lo que guía a la aplicación de la medicación o medios que se consideran hasta ese momento los adecuados. Como consecuencia se suprime el cuadro sintomatológico, todas o parte de esas manifestaciones, lo que permite suponer que el paciente se ha curado o que está, obviamente en vías de ello. Pero no hay tal curación, y esto es fácil de observar porque al poco tiempo o más tarde el sujeto volverá con el mismo cuadro “que se le repite” o con otro, y en este caso, lamentablemente más serio, porque lo que se ha producido es una supresión. 

EL CUADRO PATOLÓGICO ES UN VERDADERO AVISO DE QUE ALGO ANDA MAL

El remedio homeopático concurre a restablecer el equilibrio funcional de esta energía, produciendo la curación, incluso la reparación de la susceptibilidad de fondo y, por supuesto, de los síntomas que alertaban sobre ese fenómeno.

HAY DOS POSIBILIDADES DE TRATAMIENTO:

• ir en contra del mecanismo natural de defensa, suprimiendo el síntoma, simulando un estado de salud; (medicina química actual, algunas veces necesaria). La consecuencia de esto, será que el intento de lograr un nuevo equilibrio se manifieste más tarde en otro lugar. • estimular y ayudar al conjunto sintomático en el mismo sentido, para que termine su proceso natural lograr un nuevo equilibrio vital Natural. (Homeopatía, necesaria en la mayoría de los casos).

“La posibilidad de ver la enfermedad como un agente de transformación es una opción poderosa; que nos puede guiar hacia donde donde está la posibilidad de cambio y regeneración.”

Ejemplo de síntoma como defensa: Como ejemplo muy conocido pondremos la fiebre que es un síntoma que no se debería suprimir (salvo que sea tan elevada que ponga en riesgo al paciente) y observaremos cómo opera este mecanismo en la naturaleza: La fiebre es una de las manifestaciones más comunes y el tratamiento antipirético, uno de los más antiguos. En experimentos realizados colocando reptiles (estos no pueden aumentar su temperatura corporal por eso se dice que son animales de sangre fría), anfibios o peces en un gradiente térmico que consiste en una pecera donde la temperatura es diferente según la profundidad, se ha observado que naturalmente se desplazan hacia las temperaturas mayores cuando se les provoca una infección inyectando microorganismos, produciendo ellos mismos un estado que simulará al de la fiebre. La conclusión del estudio completo es que la fiebre moderada aumenta todas las defensas naturales del organismo; la fiebre extrema, en cambio, las perjudica. 

Es por esto, que cuando la fiebre no es extrema, no debe ser suprimida (por ejemplo, con antifebriles), para ayudarla a cumplir con su función de defensa o sea que no se debe eliminar sino que debe ser controlada dado que el organismo eleva su temperatura como defensa. [B.Styrt y B.Sugarman. ANTIPYRESIS AND FEVER.Arch.Intern.Med.150(8), 1589 (1990)]